Alrededor de los 6 meses, los bebés comienzan una nueva etapa que a las madres y padres nos suscita muchos interrogantes: la alimentación complementaria. Es decir, además de leche, el único alimento recomendado por la OMS (Organización Mundial de la Salud) hasta esta edad, empiezan a introducirse nuevos alimentos. No obstante, como su propio nombre indica, esos nuevos alimentos son complementarios a la leche (ya sea materna o de fórmula), que seguirá siendo aún su alimento principal.
Hay dos formas de introducir esos alimentos: triturándolos y ofreciéndoselos al bebé a través de papillas o purés, o de forma entera, aunque, por supuesto, en trozos pequeños. Esta última fórmula se conoce como Baby Led Weaning (BLW), y se traduciría por «alimentación dirigida por el bebé». Puede que muchos penséis que un bebe tiene que comer papillas porque no tiene dientes (al menos no suele tenerlos hasta los ocho, nueve o más meses) y que toda la vida se ha hecho así, pero en realidad, si consideramos toda la historia de la humanidad, la papilla es algo relativamente moderno. Durante la mayor parte de nuestra historia, los bebés han comido comida a trocitos, chafada o, incluso, previamente masticada por sus madres o cuidadores.
¿Significa esto que las papillas son malas? No, esto quiere decir que no son la única opción.
Muchas madres y padres optan por los triturados y rechazan el BLW porque les da miedo que sus hijos se atraganten. En el último IGLIVE sobre alimentación infantil que ofrecimos junto a Lucía, mi pediatra, nos dio la fórmula para saber si nuestro hijo está preparado para el Baby Led Weaning.
Ver esta publicación en Instagram
Para empezar con un BLW es imprescindible que nuestro bebé:
- Tenga una sedestación estable. Es decir, que se siente en la trona sin caerse a los lados o hacia adelante.
- Ya no tenga reflejo de extrusión. Este reflejo es aquel que observamos en los niños más pequeños al introducirles algo sólido sobre la lengua, ya sea un trozo de comida, un objeto o el propio chupete, estos sacan la lengua inmediatamente en un intento de expulsar todo aquello que pueda provocarles un atragantamiento. Este reflejo suele desaparecer en torno a los 6 meses, lo que indica que el niño está preparado para recibir alimentos sólidos. Si nuestro hijo tiene reflejo de extrusión deberíamos esperar hasta que el reflejo desaparezca.
- Tenga autonomía con sus manos y una adecuada coordinación ojos-mano-boca.
Además, Lucía también nos contó cómo deben ser los alimentos que les ofrezcamos:
- Tener una consistencia que permita a nuestro bebé aplastarlos entre la lengua y el paladar.
- Tener forma de bastón. Hasta los 10 meses, los bebés no son capaces de hacer la pinza con los dedos, por tanto, van a coger el alimento con el puño. Por tanto, los alimentos que debemos darles al principio deben tener forma de bastón, luego, cuando hagan la pinza, podremos cortarlos en trocitos.
Alimentos que debemos evitar por alto riesgo de atragantamiento
Además, Lucía nos ofreció una lista de alimentos que debemos evitar por alto riesgo de atragantamiento. Son los siguientes:
- Verduras crudas: Zanahoria, apio, ensalada
- Manzana cruda
- Patatas de bolsa, galletas de arroz o de maíz.
- Frutos secos o frutos desecados (pasas, arándanos)
- Cerezas, uvas, cherry, maíz, guisantes
- Caramelos y cualquier alimento duro que no sean capaces de aplastar con la lengua y el paladar.
¿Qué hago si mi hijo no tolera los trocitos?
Al miedo de las madres y padres, a menudo se suma la intolerancia de algunos niños a los trocitos. Lucía nos recuerda que «la masticación es algo que se entrena, como cualquier habilidad del ser humano. No podemos pasar de darle purés a darle un filete de ternera de la noche a la mañana. Tenemos que ir ofreciendo trozos sencillos para que vaya desarrollando la masticación, por ejemplo, lomitos de merluza, plátano…».
Si queréis más información sobre BLW, no os perdáis el directo que haremos el próximo lunes 23 de mayo a las 18.00 con Lucía Galán (Lucía, mi pediatra). Será en la cuenta de Educar es todo.