A partir de los 6 meses de edad, debemos ir introduciendo alimentos en la dieta de nuestros bebés que, hasta ese momento, se limitaba a la leche materna o a la leche de fórmula artificial.
Un error común es empezar a ofrecer estos alimentos antes de esos 6 meses.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la lactancia materna es el mejor alimento que le podemos dar a nuestros hijos desde el nacimiento hasta los 6 meses de forma exclusiva y hasta los 2 años o más junto con alimentación complementaria. Esto quiere decir que “no hay ninguna necesidad de empezar antes con las papillas”, nos recordaba Lucía, mi pediatra en el último directo que tuvimos con ella en Instagram, y en el que hablamos de la alimentación complementaria.
Pero este no es el único error que cometemos con la alimentación complementaria. Lucía nos recuerda algunos de los más frecuentes:
1. Introducir alimentos siguiendo un orden estricto
Estamos acostumbrados a recibir hojas en el pediatra donde se recomienda empezar primero con el pollo, luego con la ternera, posteriormente con el cordero, en torno a los 9 meses con el pescado, a los 10 el huevo y a los 11 las legumbres ¿verdad? “Lo que nos dice la evidencia científica hasta la fecha es que a partir de los 6 meses los niños pueden comer prácticamente de todo sin importar el orden de introducción. Lo que ocurre es que para detectar una eventual alergia hacemos una introducción escalonada por grupos de alimentos. Pero el orden de la carne, pescado o legumbres no es importante”, nos dice Lucía.
2. No darles alimentos en trocitos y limitarnos a las papillas
Solemos pensar que los bebés, al no tener dientes, no mastican, pero nada más lejos de la realidad. Ellos, con su paladar, su lengua y sus encías, pueden masticar alimentos. Eso sí, “los alimentos que les ofrezcamos deben estar cortados en trocitos pequeños y debemos asegurarnos de que nosotros somos capaces de chafarlos con lengua y paladar. De no poder hacerlo, no podemos ofrecérselos a nuestros bebés”, nos recuerda Lucía.
3. Ofrecer zumos de frutas
“La fruta no se bebe, se come”, nos decía en el directo Lucía. En este sentido, la Academia Americana de pediatría publicó recientemente sus recomendaciones al respecto donde considera que los niños menores de un año no deben beber nada de zumo de fruta, aunque sean zumos naturales recién exprimidos, los niños entre 1-6 años no deben consumir más de medio vaso y los más mayores de 7 años no deben beber más de un vaso al día. “Lo verdaderamente interesante de la fruta está en la fibra, y si hacemos un zumo, dejamos la fibra aparte. Además, se liberarán los azúcares que se encuentran en la fruta y actuarán en nuestro cuerpo como azúcares libres, provocando un pico de glucemia en sangre que no es saludable. Además, masticar una fruta tiene un gran poder saciante que no lo tiene un zumo”, nos recuerda Lucía.
4. Ofrecer yogur en lugar de fruta
Un error común es ofrecer un yogur a nuestro bebé en la merienda en lugar de fruta. “Debemos tomar 5 raciones al día de fruta, por lo que debemos aprovechar cualquier oportunidad para darle fruta. El yogur sí es un alimento prescindible, la fruta, no”, nos dice Lucía que, además, nos recuerda que hasta el año “nuestro bebé no puede tomar leche de vaca, solo leche materna o de fórmula”.
5. Galletas
Es bastante común ver a bebés comiendo galletas. Es un alimento que goza de buena prensa, pero, como nos recuerda Lucía: “Las galletas son bollería industrial. Llevan altas proporciones de azúcar (hasta un 30%) y grasas trans tan perjudiciales por aumentar el riesgo cardiovascular y fomentar el sobrepeso”. ¿Alternativa? Currusco de pan integral.
6. Ofrecer alimentos prohibidos a su edad
– Los niños menores de 3 años y las mujeres embarazadas no deben tomar atún rojo, emperador, ni lucio por presentar importantes cantidades de mercurio.
– Los niños menores de un año no deben tomar sal, azúcar ni miel (esta última por riesgo de contraer una enfermedad grave llamada botulismo).
– Los niños menores de 5 años no deben tomar, por riesgo de atragantamiento:
– Frutos secos enteros o en trocitos (solo podrían tomarlos molidos).
– Caramelos duros.
– Palomitas.
– Uvas enteras.
7. Decidir por ellos cuánta hambre tienen
El miedo a que no se alimenten correctamente o a que no cojan peso nos lleva, en muchas ocasiones, a obligar a comer a nuestros hijos cuando nos están diciendo
que no quieren más. “Los adultos elegimos la calidad de los alimentos que ofrecemos a nuestros hijos. Los niños, la cantidad”, nos dice Lucía, que insiste en la idea de que “solo el niño puede saber cuánta hambre tiene, y que obligando a comer solo conseguiremos que rechace la comida”.
8. No ofrecer alimentos integrales
Otro error común es dar pasta blanca, pan blanco y arroz blanco a nuestros hijos, “cuando es mucho más sana la versión integral de estos alimentos”, nos dice Lucía. Por tanto, todo lo que le podamos dar en versión integral, mejor. Y no, no hay ningún problema en ofrecer estos alimentos a partir de los 6 meses.